Gaudí a través de la exposición de Gaudí
50 Aniversario Universitat Politècnica de Catalunya · BarcelonaTech — Beyond the ETSAB Archive 1875–2025
Josep Mª Sostres*
La exposición actualmente abierta al público en el Salón del Tinell, organizada por la entidad “Amigos de Gaudí”, ha llegado en el momento oportuno – algo demorada en relación con el año del Centenario coincidente con la valoración universal de Gaudí – , para poder contemplar este amplio conjunto de la producción gaudiniana con la mayor objetividad cultural, o sea, sin regatear nuestro esfuerzo en apreciar lo que Gaudí significa, ni dejar que el entusiasmo desborde los límites de un tema de por sí tan apasionante.
Este espléndido conjunto de fotografías, algunas de ellas ampliadas a tamaño mayor que el natural, las maquetas del Templo de la Sagrada Familia, dibujos originales de la mano del Maestro, muebles por él diseñados y que en su día ambientaron los interiores de sus edificios, constituyen el valioso contenido de esta Exposición. En ella pueden admirarse piezas inéditas de gran interés, tales como los planos y secciones de algunas de sus obras, hoy desaparecidos y que de existir seguramente no responderían a la exacta realidad presente. Como es sabido, Gaudí corregía, moldeaba e improvisaba en el curso de la obra, apartándose con frecuencia del proyecto original. La plástica adquiere en su obra un papel tan fundamental que determinados efectos solamente habrían podido conseguirse con el moldeado directo trabajando sobre la materia viva de la realidad. Y por este motivo muchos de sus proyectos nos recuerdan los dibujos preparatorios de un escultor, esbozando sobre el papel los volúmenes y ritmos que como punto de partida luego habrá de desarrollar en la materia de su obra. Estos planos y secciones expuestos, de la cripta de la Colonia Güell, de la Casa Milà i Camps, del Convento de las Teresianas, del bellísimo patio de la Casa Batlló, se han tenido que reconstruir en un delicado trabajo de replanteo y gracias a los esfuerzos de los arquitectos don Lluís Bonet Garí y don César Martinell, tan conocidos de todos por su labor de divulgar la obra gaudiana y que en esta ocasión nos ofrecen – como homenaje de respetuoso afecto a la obra del Maestro – la oportunidad de admirar la compleja anatomía de aquellos edificios, su vida interior y la dinámica planimetría generadora de sus formas y estructuras.
Gaudí, siempre en el límite de la Arquitectura y las demás artes plásticas, queda reflejado en la Exposición en forma tal que nos ocurre meditar si el futuro tendrá más en cuenta el gran escultor y pintor que fue Gaudí que el arquitecto propiamente dicho. Su obra fue, no obstante, fruto de una colaboración a gran orquesta. Y es un deber recordar en este momento los nombres de sus mejores colaboradores y que formaron a su alrededor lo que hoy llamaríamos un equipo, orientado y dirigido por la visión unitaria del Maestro. Gaudí, el genio más potente del “Art Nouveau”, tuvo la intuición certera de elegir a aquellas personalidades imprescindibles sin las cuales su obra no existiría, o al menos no poseería una tan desbordante fuerza de matices y calidades. Basta sólo recordar que los antepechos de la Pedrera, verdaderas esculturas en hierro, fueron obra del arquitecto Josep M.ª Jujol, así como algunas de las chimeneas del mismo edificio, las que nos recuerdan “formas desarrollándose en el espacio’’, y que son un precedente inmediato de las esculturas futuristas italianas, en particular de la obra de Boccioni. También intervino Jujol, colorista extraordinario, en la realización de los bancos del Park Güell y los hallazgos plásticos de los rosetones de la sala hipóstila. Convendrá algún día ocuparse extensamente de este gran artista, eclipsado por la gloria del genio y por el culto rendido posteriormente a su personalidad, igualmente como ha sucedido con otros “partners” como Berenguer y Sugrañes, y valorar debidamente la aportación de cada uno de ellos al opus gaudiniano.
La fotografía ha sido el gran auxiliar de la Arquitectura y sin ella, por otra parte, no podría presentarse la obra de un arquitecto tal como en la exposición que nos ocupa. La fotografía, además, ha influido considerablemente en la evolución de la Arquitectura, como simultáneamente sucedía con las demás artes figurativas desde el impresionismo al cubismo. Es interesante en la Exposición Gaudí seguir a través de la fotografía esta “forma de ver” que nos ha proporcionado el objetivo, desde las primeras fotos contemporáneas del archivo Mas, descriptivas, virtuosas, equilibradas de contraste de luz y sombra, hasta las más recientes de Gomis-Prats y Català Roca, en las que Ia influencia del arte abstracto condiciona técnica y tema y los valores espacio-tiempo, así como una conciencia más clara del objeto.
Como punto final a estos comentarios resulta obligada una referencia al Tinell como sala de Exposiciones. Este salón, el más bello espacio de la arquitectura gótica civil, palpitantes sus piedras de evocaciones históricas, representa prácticamente un local de una superficie de 570 m2 emplazado en un sitio céntrico y este último es el motivo de que en él se halle instalada la Exposición Gaudí. Hemos de afirmar que la función de exponer requiere un fondo lo más neutro posible para evitar confusionismos y un libre juego entre continente y contenido no siempre favorable a conceder el mayor relieve a la calidad de lo expuesto. Afortunadamente en este caso el juego ha salido bien y la arquitectura sobria y desnuda del Tinell y Gaudí se identifican plenamente como expresión intemporal de unas mismas constantes.
* «Gaudí a través de la Exposición Gaudí». Diario de Barcelona. 13 junio 1956. Reimpreso en: José María Sostres. Opiniones sobre Arquitectura. Murcia. Colegio de aparejadores. 1983. Págs. 73-76.